EL CONCEPTO DE REPRESENTACIONES SOCIALES DESDE UNA PERSPECTIVA PSICOSOCIOLÓGICA
De acuerdo con una tesis Doctoral, presentada al Departamento de Psicología Social y Metodología de la Universidad Autónoma de Madrid por la autora Teresa Cristina Bruel dos Santos, el tema de las Representaciones Sociales nos sitúa en la necesidad de conocer los procesos sociales de construcción de la realidad y la manera cómo el conocimiento se construye en ellas, asimismo radica en hacer visible las creencias, los valores, los supuestos ideológicos que establecen, con base en las diferencias biológicas, la adscripción diferenciada de características y roles sociales que sitúan a hombres y mujeres en posiciones distintas.
El concepto de representaciones sociales, comprendido con una perspectiva psicosociológica, remite a una categoría del pensamiento a través de la cual grupos sociales elaboran, interpretan, expresan y organizan su realidad; su teoría corresponde a una tradición extraída de la psicología social, en particular del autor Serge Moscovici (1961), quien modifica la noción de representaciones colectivas de Durkheim, adaptándola para su uso en el análisis psicosociológico. De hecho, el eje central de la teoría de las representaciones sociales dicha teoría sirve para pensar sobre conjuntos de conceptos, proposiciones y explicaciones que se originan en las interacciones cotidianas y en las comunicaciones interpersonales, aluden a realidades compartidas por un grupo; también actúan como elemento explicativo y evaluativo, de tal modo que pueden considerarse la versión contemporánea del sentido común y parten del supuesto según el cual detrás de las acciones individuales reside una representación del mundo, una representación que trasciende el ámbito individual y pasa al social. La representación del mundo no es tan solo racional, cognitiva y lógica: es también una representación creada, fomentada y compartida socialmente, es todo un sistema circular de creencias y valores que no están encerrados dentro de un marco individual (Moscovici, 2003).Las representaciones sociales son elaboradas a partir de la cultura de los grupos y de los procesos sociales de construcción de conocimiento (Moscovici, 1998); se cristalizan en los discursos, así como en las prácticas cotidianas, forman identidades e historias de los grupos y deben ser entendidas como una teoría acerca de cómo nuevos saberes son acomodados en el tejido social.
Históricamente en el campo de las representaciones sociales existe un terreno común de significados compartidos, porciones de sabiduría, memoria histórica, tradición y sentido común. porciones de sabiduría, memoria histórica y sentido común. Ellos presentan, en sus fundamentos, un núcleo estable y permanente, sostenido por los pilares de la cultura y la memoria de los grupos, considerando que las mismas incluyen visiones estereotípicas acerca de dichos objetos, relacionados con el saber común sobre las diferencias entre géneros.
Los estudios de genero revelan que las representaciones sociales se hallan íntimamente vinculadas a construcciones socioculturales que determinan papeles, características y efectos específicos para cada sexo. y así construyen identidades y patrones de comportamiento. las definiciones sociales de lo masculino y femenino, como la definición de los patrones de comportamiento considerados propios, no se limitan a establecer una diferenciación binaria entre dichas categorías, sino que establecen diferencias asimétricas concretas, y así orientan creencias y actitudes. Se podría pensar que el sistema de creencias y representaciones cumple funciones especificas en los grupos sociales conforme sus intereses, sus posiciones políticas, sus pensamientos religiosos, entre otros.
Ahora bien, La definición social de hombre y mujer, como la definición social de los patrones de comportamiento, considerados propios a cada uno, no se limita a establecer una diferenciación binaria entre esas categorías sociales sino que establece, también, una diferencia asimétrica entre ellas. Los estudios de género revelan, pues, la relación desigual entre hombres y mujeres, existente y evidente en el terreno social. Dicha desigualdad es debida a una construcción social de los géneros (roles) diferenciados y valorados según el sexo de las personas, construcciones que se erigen en prescripciones sociales con las cuales se intenta regular la convivencia.
Pese a que se ha hecho más visible el debate social sobre las consecuencias de la convivencia desigual entre hombres y mujeres, creemos que el problema dista mucho de estar resuelto y que todavía queda mucho camino por recorrer. La diferencia entre los géneros es una brutal expresión de un sistema basado en el poder de dominación (desigualdad, opresión, discriminación). Tradicionalmente fue considerado un sistema que alejaba a la mujer del proceso de producción y la sometía a un exclusivo papel de reproducción dentro del marco familiar. De ahí que la división del trabajo haya confinado a la mujer durante siglos en el hogar y, para justificarlo, el capitalismo y los organismos religiosos levantaron un gran entramado ideológico que potenciaba la idea de que la mujer era inferior al hombre.
La desigualdad entre hombres y mujeres es el origen de la violencia de género, y se instala dentro de una lógica intergrupal cuando es ejercida en contra de una persona, en tanto que ésta pertenece a la categoría social de mujer.
El tema de género es de suma importancia pues permite comprender las relaciones, el proceso socializador e identitario no sólo entre hombres y mujeres, también de la diversidad sexual y de nuestras sociedades. Ello involucra distintos contextos, procesos históricos y culturales por tanto se pueden analizar con esta mirada diferentes áreas de interacción humana.
La primera disciplina que utilizó la categoría género para establecer una diferencia con el sexo fue la psicología, en su vertiente médica. Robert Stoller (Sex and gender, 1968) estudió los trastornos de la identidad sexual, examinando casos en los que la asignación del sexo falló, ya que las características externas de los genitales se prestaban a confusión. Tal es el caso de niñas cuyos genitales externos se han masculinizado, por un síndrome adrenogenital; o sea, niñas que, aunque tienen un sexo genético (XX), anatómico (vagina y clítoris) y hormonal femenino, tienen un clítoris que se puede confundir con pene.
Así concluyó que la asignación-adquisición de una identidad es más importante que la carga genética, hormonal y biológica. De esta forma, encontramos que la construcción social de género está en la cultura, experiencias y percepciones que propician en el sujeto la configuración de una identidad.
El concepto género fue acuñado en 1975 por la antropóloga feminista Gayle Rubin, en su texto el tráfico de mujeres: notas sobre la “economía política” del sexo (1975), en donde expone que el “el sistema sexo/género es un conjunto de arreglos por el que una sociedad transforma la sexualidad biológica en productos de la actividad humana” (p. 97). Abunda sobre el análisis de las causas de la opresión de las mujeres y estima que tal reflexión constituye la base de cualquier estimación de lo que habría que cambiar para alcanzar una sociedad sin jerarquías.
La conformación del género se constituye por lo siguiente:
a) Asignación de género: Se realiza al momento del nacimiento del bebé, a partir de la apariencia externa de los genitales.
b) Identidad de género: Se estructura en la experiencia vital del individuo, mediante juegos, juguetes, comportamientos, sentimientos e indumentaria.
c) Papel de género: Se forma con el conjunto de normas y prescripciones que dictan la sociedad y la cultura sobre el comportamiento masculino y femenino. Conjunto de obligaciones, prohibiciones y atributos eróticos, económicos, sociales, culturales, psicológicos, políticos e identitarios diferentes para uno y otro sexo.
El concepto “género” pone de manifiesto la relación desigual entre mujeres y hombres en cuanto sujetos sociales, de igual forma se refiere a la manera en que la sociedad cree que tenemos que vernos, pensar y actuar como niñas y mujeres, y niños y hombres. De esta manera observamos que cada cultura tiene sus creencias y reglas informales sobre cómo deben actuar las personas según su género. Por ejemplo, muchas culturas creen que los hombres deben ser más agresivos que las mujeres en el sentido de que el hombre representa fuerza y los alientan a serlo.
De acuerdo a la Organización Mundial de la Salud (OMS), El género se refiere a los conceptos sociales de las funciones, comportamientos, actividades y atributos que cada sociedad considera apropiados para los hombres y las mujeres. Lo anterior supone una división binaria artificial de ser "hombres o masculino", y "mujeres o femenino", y presentan características específicas que las Organizaciones Mundial y Panamericana de la Salud, resumen en 5 elementos principales del género:
1. Relacional: Hombres, mujeres, personas de los sectores sociales LGBTI no viven de manera aislada; el género se refiere a las relaciones entre ellos, ellas y elles, y cómo estas relaciones están construidas socialmente. A menudo hay una concepción errónea de que cuando hablamos de género, se excluye a los hombres.
2. Jerárquico: Las diferencias establecidas entre mujeres, hombres y personas de los sectores sociales LGBTI están lejos de "neutral" y tienden a atribuir mayor importancia y valor a características "masculinas" –que a menudo resulta en relaciones de poder desiguales.
3. Histórico de genero o normas de genero históricas: Son alimentadas por factores que cambian con el transcurso del tiempo y espacio, por lo tanto puede modificarse mediante las inversiones.
4. Contextualmente especifica: Variaciones especificas en relaciones de genero dependen de la etnicidad, edad, orientación sexual, religión, posición social o económica, etc.
5.Institucionalmente estructurado: Las relaciones sociales de género son apoyadas por valores, legislación, religión, etc. Asimismo las Organizaciones Mundial y Panamericana de la Salud señalan que estar consciente a las cuestiones de género" como un determinante social de la salud, implica:
a) Reconocer que las circunstancias generales de la vida y las específicas de las mujeres, los hombres y las personas de los sectores sociales LGBTI -de diferentes grupos sociales, económicos y culturales- son factores de riesgo potenciales para una mala salud.
b) Reconocer que las mujeres, los hombres y las personas de los sectores sociales LGBTI, reaccionan de distinta forma a los servicios de salud, debido a sus diferentes experiencias a lo largo de la vida, que afecta su salud, la incidencia o prevalencia de enfermedades y su tratamiento.
Así, el sector salud requiere reconocer e intervenir los asuntos relacionados con el genero, abarcando tres elementos:
1. Factores biológicos que implica el sexo de las personas.
2. Factores socio-culturales del genero.
3. Acceso y control de los recursos sociales, económicos, políticos y culturales por razones de genero. .
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